lunes, 31 de octubre de 2011

Relaciones tóxicas

El Espíritu de Cristo en medio de Su iglesia no tolera a las personas tóxicas. Él les ofrece la oportunidad de cambiar y convertirse en bendición para otros. Su iglesia solamente incorpora miembros que están siendo cambiados a Su imagen.
El Cuerpo de Cristo es un organismo vivo espiritual de dadores y receptores, pero aquellos que buscan aprovecharse de los demás no pueden pertenecer a Su Cuerpo. ¡Esto debería hacer que todos nosotros hagamos un poco de introspección!
Cuando tengo comunión con las personas, usualmente puedo discernir si estoy siendo edificado o profanado, animado o desanimado, fortalecido o debilitado por ellos. Una vez cobro consciencia de que una persona en la iglesia es “tóxica”, puedo hacer un esfuerzo de influenciarle por medio del Evangelio. Si la Palabra de Dios no cambia su comportamiento, entonces ¡Debo tener cuidado de no dejarme ser influenciado por ellos!
La verdad es que algunos están contentos con su toxicidad y rechazan el poder transformador del Evangelio. La cruz de Jesucristo tiene el poder de cambiar el alma amargada y convertir a la persona tóxica en una que pueda llevar sanidad a otros.
Si esperamos disfrutar de la vida que Dios ha delineado para nosotros, tenemos no solamente que ir al mundo perdido y vivir como luminares en medio del mismo, sino también rodearnos de personas que puedan impartir ánimo y edificación a nuestro propio camino espiritual.
De acuerdo al escritor de Hebreos, un creyente puede convertirse en tóxico si deja de vivir por la gracia que Dios le ha ofrecido. Una persona que se convierta en amargada se hará tóxica para todos aquellos que se relacionen con ella. "..Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella, muchos sean contaminados.." (Hebreos 12:15)
Pastor David Barlock (Del artículo "Relaciones tóxicas" Tomado con permiso del sitio web www.iglesiant.org)