miércoles, 17 de agosto de 2011

Consejos Pastorales

Mi esposo fue un gran hombre de Dios, yo lo seguí por dos continentes. En Buenos Aires, en la Patagonia, en Mar del Plata, en Santiago del Estero, y de allí nos fuimos a España. Yo siempre atrás, apoyándolo, aunque él estuvo mucho fuera de la casa. Un consejo cariñoso para los pastores: ¡Cuiden a su familia! ¡Atiendan a los hijos! Porque ellos necesitan mucho a los padres.
A mi me tocó vivir la situación que cuando ellos necesitaban a su padre él estaba de viaje, haciendo la obra de Dios. Pero yo les digo a los Pastores: Tenemos que ser equilibrados. Es muy importante tener un balance. Yo creo que lo mas importante es la familia y a partir de allí servir lo mejor que podemos al Reino de Dios. A veces las cosas están un poco desubicadas: Servimos a Dios, a la obra y a la familia nada.
Mi esposo era un hombre que amaba a Dios, con un corazón muy sincero, muy genuino. El no hablaba por hablar. Además, tenia la humildad de recibir de otras personas. Era como una “esponja”, absorbía todo, entendiendo, escuchando. El era Pastor de Pastores, era un maestro, era un hombre que se dedicaba, que buscaba al Señor, que se humillaba, que entrabas a su oficina y lo encontrabas boca abajo orando, porque al otro día tenía que predicar. Era un hombre que amaba a Dios y a la obra de Dios, amaba a los hermanos, aunque algunos “Judas” le hicieron muchas cosas muy feas, sin embargo, él no reaccionaba. Esa era una de las virtudes que yo le codiciaba.
Mi esposo era un hombre que amaba a Dios, quería servir a Dios, y era un hombre que vivía de la provisión de Dios. Recuerdo que cuando llegamos a los EE.UU no empezamos a decirle a la gente:
“..ayúdennos, porque nos estamos muriendo de hambre..” ¡No! Los dos nos encargamos de orar encerrados en nuestro cuarto pidiéndole a nuestro padre, como dice la palabra, “..Y tu Padre que te ve en lo secreto, te recompensará en público..” Y Dios nos dio cosas innumerables, de provisión en abundancia, nunca nos faltó nada. Y esto también les quiero decir a los jóvenes: Confíen en el Señor, el nunca los va a defraudar.
Y a todas las Pastoras, amadas en Cristo, que le sen fieles al Señor, a sus esposos, que sean consecuentes en la obra del Señor. A veces nosotras como mujeres, nos sentimos un poco desatendidas, un poco desamparadas, somos las últimas que estamos en la fila, porque antes que nosotras hay mucha gente que atender. El enemigo es muy astuto, puede venir a decirte:
“..¿Para que te casaste?, si vas de casa a la iglesia y de la iglesia a casa, sin conocer nada, sin disfrutar nada..” Planeen algún paseo juntos, tener un pic-nic, ir a una biblioteca, salir a distraerse, leer. Soy una gran lectora, me gusta la historia, he leído mucho, como he viajado mucho, he leído toda clase de libros. No se queden encerradas en la casa, pensando “..Mi marido está en una reunión y yo estoy aquí con los niños..”, no le demos lugar a ka disconformidad y a la rebeldía, porque el marido no nos puede atender.
Entonces les digo: Eduquen a sus hijos, manténganse actualizadas en la palabra, enseñen a los niños no sólo la Biblia sino de todo, para que sean personas con opinión. Apoyen a su esposo de todo corazón. Amen al Señor, oren juntos. Porque la esposa del Pastor siempre es la que está en el candelero, es admirada, pero también es criticada, como se viste, como se peina, como habla, como se maquilla. Yo me acuerdo que le decía a mi esposo:
“..Como me gustaría que fueses plomero, o albañil, o carpintero, porque a esas mujeres nadie las conoce..” yo les aconsejo que se valoren a si mismas, tengan su estima alta y Dios las va ayudar, y las va a sacar adelante en todo.
Pastora Elsa de Contreras (Esposa de uno de los pioneros del M.C y M, pastor Hugo Contreras)

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