martes, 19 de julio de 2011

El gran maestro

La Biblia nos habla de un gran "maestro": "..¿Que enseñador semejante a él?.." (Job 36:22). Esta escritura está refiriéndose a Dios el creador. Aseguramos firmemente que no hallaremos en toda la creación un "profesor" igual. Un maestro de música como el que estuvo enseñando desde el principio a los músicos de Dios, allá en la eternidad restrocpectiva, en el cielo. En la Biblia "Dios habla Hoy" (Versión original griego) dice así: "..ningún maestro semejante a el.."
El músico de Dios, debe buscar un contínuo encuentro con su maestro celestial. Pues si el Señor es Salvador y Redentor, también es profesor y excelente enseñador por medio de su Espíritu. Al hablar del Espíritu Santo, el Señor Jesús dijo: "..El os enseñará todas las cosas.." (Juan 14:26)
Durante los años de ministerio en mi vida pastoral a lo que Dios me llamó desde muy joven, pude experimentar cosas muy preciosas en materia musical. Pude participar del ambiente de la música desde mi infancia. A los seis años de edad, comencé a ejecutar guitarra, y más adelante, continué aprendiendo otros instrumentos musicales, los que me fueron y me son muy útiles en el servicio a Dios.
He participado de muchos eventos en mi juventud y por ese tiempo al comienzo de mi ministerio como pastor, el Señor y maestro me inspiró una centena de coros e himnos, muchos de los que cantamos actualmente en las congregaciones. Fue entonces también, cuando edité un pequeño himnario llamado "Cantemos de Corazón", el que fue siempre de gran bendición en distintos lugares. Gracias a Dios.
Estas canciones, estos coros e himnos, los traía el Espíritu Santo a mi mente, en los momentos de trabajos, viajando, en los días y horas de oraciones, etc. Allí venía el Espíritu Santo con alguna canción.
Al principio, decía yo: "..Este coro o este himno lo escribí yo, lo compuse con música y todo.." y lo decía, creo, con sinceridad, porque en realidad yo lo había anotado, y pensaba que estaría bien decir así, que yo lo había preparado. Pero a medida que fue creciendo el número de canciones, el Señor me hablaba acerca de esto, y un día orando al escribir una de las canciones, el Señor habló a mi alma y me dijo que yo na hacía nada, solo escribir el dictado que el Espíritu me daba, y que por su gracia cantaba y tocaba los instrumentos. Esto lo aprendí a solas con Dios.
Podemos entender entonces que toda inspiración en lo que a las cosas santas se refiere, vienen del Señor por medio del Espíritu Santo. "..Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del padre de las luces.." (Santiago 1:17).
Así que tanto al tocar instrumentos como escribir canciones, o una perfecta composición musical, como una buena obra literaria, no es obra nuestra, sino del gran maestro que es Dios.
Pastor Manuel Romero (Del libro "El músico santo")

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