martes, 31 de mayo de 2011

Soltando el poder de Dios

Cuántas veces, en el momento de prueba hemos corrido y nos tiramos en el Señor. ¡Nunca nos ha fallado el Señor! Nosotros le hemos fallado tantas veces, pero el Señor ha sido bueno y sin duda alguna quiere sanarnos, no sólo en lo físico, quiere sanarnos por dentro. Puede ser que por mucho tiempo hemos llevado cargas, amarguras que no han sido curadas.
Por ahí suena feo, tenemos resentimientos también. Se da esto en el pueblo del Señor. Hay resentimientos, hay amarguras que no han sido curadas. Queremos demostrar una apariencia, que estamos alegres, abrazamos al hermano y decimos ¡Que alegría! ¡Que gozo! Pero hay una herida, una llaga que no esta curada, que está abierta por la razón que sea.
Pueden ser muchos los motivos, a veces porque sufrimos el daño de alguien. Aunque es verdad que siempre buscamos algún culpable, y a veces hay culpables, y otros veces tratamos de encontrarlos.
Esa situación en nuestro ser interior nos mantiene mal, no nos mantiene en victoria, parece que lo que hago para Dios no resulta, pero el Señor es mi sanador. Que lindo es gozar de paz pero el castigo de nuestra paz fue sobre el, y por sus llagas fuimos nosotros curados. Por nuestras maldades y nuestras iniquidades padeció. ¿Por qué vamos a padecer? Vamos a acercarnos él reconociendo, y si tenemos que arrepentirnos de algo, de alguna actitud, de algún pensamiento dañino, vamos a tirarnos sobre el Señor, vamos a caer sobre el.
¡Que notorio era esto! que los que caían sobre él eran salvos, incluyendo los demonios caían. No quiero pensar de que haya demonios aquí ¿No es cierto? A veces, la influencia de los demonios es una realidad. Cómo el enemigo esta allí muchas veces insinuando cosas, pero cuando uno se tira arriba del Señor hay una completa libertad de toda influencia, de toda aflicción, de toda plaga, de toda carga. El Señor nunca le dijo no a una persona. ¡Nunca!
Hay predicadores que si no están frente a una multitud, dicen: “..Yo no voy a ir a predicar por uno..” pero el Señor dijo: "..¿Quién me ha tocado?.." Quiere decir que usted y yo podemos soltar el poder de Dios ¡Podemos tocar al Señor! Si tocamos al Señor con fe, con desesperación, con necesidad, el poder de Dios se suelta, y aunque aquella mujer pensó que iba a pasar desapercibida, que nadie se iba a dar cuenta, el Señor le dijo “..Vete en paz, tu fe te ha salvado..”
Pastor Samuel Laborde
(Id y predicad)

No hay comentarios:

Publicar un comentario