lunes, 17 de enero de 2011

Esforzados en cada Convención

Dios les bendiga a todos. Le damos gracias al Señor de poder estar este primer día juntos, para poder recibir del Señor, porque desde que hemos llegado la Campamento estamos recibiendo. Estamos recibiendo un aire de tranquilidad, de paz, de expectativa. Estamos siendo bendecidos ¿Verdad?, bendecidos por el Señor.
Desde que entré al templo a la hora anunciada, pensé en lo siguiente: Dicen que a los santiagueños cuando ven un colchón “se les hace agua la espalda”. Yo pensé: “..Debe haber muchos santiagueños aquí en el campamento Hebron..”
Nadie dice nada. Para las cargadas a los santiagueños todos estamos prestos, ¿Pero la realidad cual es? No amemos tanto el colchón y estemos temprano para buscar a Dios. Desde la mañana estemos aquí para orar, porque todo depende de cada uno de nosotros. Tenemos que esforzarnos y buscar a Dios.
La convención depende mucho de cada uno de nosotros. ¿Venimos con deseo? ¿Venimos con necesidad? Si nos esforzamos el Señor nos va a bendecir. Dios mira a los esforzados, los considera. Si nos esforzamos el Señor nos va a bendecir, porque habrá una búsqueda y un deseo de lo mejor de Dios. No pensemos que porque ya somos viejos en el evangelio, o porque tenemos muchos años, que lo sabemos todo, que ya tenemos toda la experiencia. Yo he descubierto que a medida que pasan los años nos damos cuenta que cada vez sabemos menos, por lo menos a mi me pasa así. ¡Cada año que pasa somos mas necesitados de Dios!
Mientras Dios mas nos use, mientras mas pueda tomar la vida de cada uno, mientras mas nos levante, mientras más Dios nos ponga en un lugar importante. ¡Más necesitamos de él! Por eso, ¿Cómo no vamos a venir necesitados a la Convención? Realmente, tenemos que reconocer que si tenemos algo es porque Dios lo dio, y esto no nos hace mas grandes personalmente hablando, sino al contrario. ¡Nos hace mas pequeños! ¡Que el Señor nos ayude!. Si alguno quiere ser grande entre vosotros, será servidor de todos.
Yo agradezco a Dios por los hermanos que de buena voluntad están sirviendo a Dios en el campamento. Vemos estos días horas y horas de trabajo, preparando todo para recibirnos a nosotros. No hay ninguna duda que ante los ojos de Dios son grandes, porque están sirviendo. Yo siempre digo: Dios no necesita mi servicio allá donde el esta, porque tiene de más servidores y servidores de los buenos. Ángeles, Querubines, Serafines. Pero el necesita que nosotros le sirvamos aquí en la tierra donde los ángeles desearían pero no pueden hacerlo. A ti y a mi nos ha levantado para que le sirvamos. ¡Hay que servir a Dios! ¡Aquí hay que servir al prójimo! O acaso sólo amamos las glorias humanas, los aplausos, queremos ser estrellas, cuidado con los que quieren ser estrellas, porque pueden terminar estrellados.
Que el Señor nos ayude arrancar bien, con todo el deseo, con todas las ganas, con todas las fuerzas, para que Dios nos bendiga. Siempre digo los que llegan tarde a la Convención por la razón que sea, quizá algún problema u obligaciones, y otros porque se hicieron el hábito y se pierden una gran bendición. Es cierto que es costoso prepararse y llegar a este lugar, pero estar aquí vale la pena ¿Verdad? Entonces, todo lo que invertimos y no lo aprovechamos no vale la pena. Hay que aprovechar todo, hay que estar abiertos al máximo a Dios, para que el nos bendiga en esta Convención.
Pastor Samuel Laborde (Hebrón 2008)

No hay comentarios:

Publicar un comentario