miércoles, 20 de octubre de 2010

Cristo y la iglesia luchada

Si seguimos un poquito más adelante, encontramos que a la iglesia de Esmirna le dice: "..Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza. (pero tu eres rico), y la blasfemia de los que dicen ser judíos, y no lo son.." (9)
O sea que aquí está hablando de una iglesia atribulada, ¿Pero como puede ser esto? ¿Acaso la iglesia no tiene que estar en victoria? ¿Por qué la iglesia se siente atribulada? ¿Por qué los problemas parecen más grandes que la iglesia? Nunca los problemas pueden ser más grandes. Recordemos lo que dice la escritura, que El nunca pondría mayor carga de la que nosotros podamos sobrellevar. Dios es fiel, y sabe hasta que punto podemos soportar.
Yo siempre he dicho que si tenemos que pasar tribulaciones y momentos difíciles, Dios no nos va dejar a la deriva, nos va a preparar para el tiempo difícil, para que podamos sobrellevar las tribulaciones.
Aquí encontramos una iglesia atribulada, que al parecer quería llevar los problemas por si sola, como muchas veces nos encontramos nosotros, rodeados de problemas y no aguantamos más. ¡Estamos atribulados! ¡Pensamos que nos vamos a morir! ¡Estamos desalentados! El otro día, la esposa de un pastor de muchos años, me dijo: "..Hermano, no aguanto más, toda mi vida, toda mi juventud la he dedicado al servicio a Dios.." como queriendo decir, ¿Y qué me ha pagado Dios? "..La cama que tengo no sirve para nada, prefiero dormir en la calle.." ¡Así me dijo! Cuántas personas se sienten atribuladas, porque hay momentos difíciles, de aparente soledad, de angustia, de tribulación. Estamos como los discípulos, atribulados en el mar embravecido, y no nos damos cuenta que El está ahí, en medio de nosotros, como estaba con los discípulos, porque de repente dijeron: "..¡Señor, sálvanos que perecemos!.." (10)
¿Recuerdan a Pedro? El era un discípulo alentador, pero después fue un discípulo desalentador. Y cuando vio que el Señor había muerto, se sintió tan mal, que no solo quiso dejar el camino del evangelio sino que arrastró también a sus compañeros. ¡Qué desaliento! Pero el Señor resucitado sale al encuentro de ellos. ¡Gloria al Señor! A veces, cuando pienso en estas cosas me doy cuenta que no somos dignos de tanta misericordia. Si yo miro mi propia vida digo: "..no soy digno de muchas situaciones.." Sin embargo, El es fiel, y no se ha apartado de la iglesia del Señor.
Pastor Abelardo Cabrera (Jesucristo y su iglesia)

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